En el mundo de los productos químicos relacionados con la automoción podemos encontrar los llamados aditivos para motores.
Estos aditivos son productos químicos que, según indican los fabricantes de dichos productos, mejoran la lubricación y limpieza interna del motor, y en el caso de los aceites, limpian el sistema de inyección de combustible o limpian el circuito de refrigeración.
Para muchos, los aditivos para motores siguen siendo un gran desconocido. ¿Son realmente eficaces? Vale la pena usarlos? Es un tema bastante incierto, con tantos partidarios como detractores de su uso.
En cuanto a los aditivos para el sistema de lubricación, los hay básicamente de dos tipos: con base PTFE (Teflón) o MoS2 (Bisulfuro de Molibdeno), que mejoran la lubricación interna del motor. Los aditivos con base de PTFE crean una capa entre el aceite y las piezas de fricción que mejora la lubricación entre ellas, a costa de poco a poco ir taponando los pequeños pasos de aceite del motor, lo que a la larga puede repercutir en falta de lubricación en la mecánica con las consecuentes averías. En función de cada vehículo y situación, pueden ayudar tanto como empeorar.
El Bisulfuro de Molibdeno es un producto largamente usado en la lubricación industrial gracias, sobre todo, a sus propiedades de lubricación en frío, puesto que ayuda a crear una capa adherida a las piezas de fricción. Si realmente en la práctica resulta efectivo, es algo muy particular, hay quién dice que ha notado sus efectos y quién no.
En cualquier caso, siempre que se usen estos aditivos recomiendo informarse lo mejor posible buscando la ficha técnica de estos productos y ver si son realmente compatibles con el tipo de aceite recomendado por el fabricante del vehículo.
Sobre la limpieza interna del motor, hay que pensar que el propio aceite del motor tiene sus propias características detergentes concretas para dicho motor, por lo que no es recomendable añadir ningún producto con esta finalidad, ya que podría alterar las propiedades del aceite del motor y dañar seriamente las piezas de fricción.
En cuanto a los aditivos limpiadores de sistemas de inyección el caso es similar, hay quien asegura milagros y quien no ha notado nada. También es cierto que dependiendo del tipo de motor y de sistema de alimentación pueden resultar efectivos, debido a sus capacidades disolventes de pozos de carbonilla y cenizas.
Por último existen los aditivos para la limpieza de los sistemas de refrigeración, radiadores, etc. El uso de estos sistemas si es recomendable en motores con muchos años encima o que hayan estado mucho tiempo parados, ya que estos aditivos están fabricados a base de disolventes blandos anti-cal y anti-óxido que arrastran toda la suciedad, lo que mejora notablemente la capacidad de refrigeración del motor, el funcionamiento del termostato y de la calefacción. Además, pueden descubrir posibles poros en el circuito o en los manguitos de goma que anteriormente estaban tapados por la cal, lo que tras el uso del aditivo el poro se habrá destaponado y descubrirá la fuga, pudiendo proceder a la reparación inmediata asegurando la fiabilidad del vehículo y no quedarse tirado cualquier día que al poro le diera por destaponarse.
En conclusión, hay aditivos para motores que según su uso y función, son recomendables, mientras que otros por motivos técnicos o de dudosa fiabilidad sea mejor dejarlos de lado. En cualquier caso, para los sistemas de lubricación lo mejor siempre será usar el aceite indicado por el fabricante. Para los sistemas de inyección usar los combustibles más purificados y para el sistema de refrigeración, una limpieza cada cierto tiempo le irá la mar de bien al motor.
¿Es necesario añadir aditivos al lubricante?
Ni los fabricantes de lubricantes ni los de motores recomiendan añadir aditivos externos. Los productos ya vienen totalmente formulados, y variar esa formulación puede provocar problemas, ya que un exceso de aditivos es perjudicial para el motor.
En las formulaciones de los lubricantes se deben escoger los aditivos necesarios para el tipo de base que utilizamos y hay que tener en cuenta que un exceso de aditivos muy beneficiosos para alguna propiedad concreta pueden resultar muy dañinos para otra, por lo que es especialmente importante mantener las proporciones en la formulación, y esto lo rompemos al añadir aditivos externos que no conocemos.