Hoy me levanté temprano, me vestí lentamente, agarré mi casco y mis guantes, me fui silenciosamente al garaje, arranqué la moto y procedí a sacarla a la calle.
Al salir me encontré una lluvia torrencial, toda la calle inundada y un ventarrón helado que soplaba al menos a unos 100 km/h .
Volví a meter la moto en el garaje, puse la radio y me enteré de que el mal tiempo iba a durar todo el día.
Entré de nuevo en mi casa, me desvestí silenciosamente y me deslicé dentro de la cama. Despacito me acurruqué contra la espalda de la chica, y le susurré al oído:
¡El tiempo afuera está horrible!
Ella acariciándome, me contestó medio dormida:
Ya lo sé. ¿Te puedes creer que el gilipollas de mi marido se ha ido a dar una vuelta en moto?