Como 'summum' de mi carrera motera decidí adquirir la primera motocicleta que se comercializó en España con motor de inyección. Me refiero al 'Ladrillo volador', la BMW K 100. La historia es como sigue: empiezo acudiendo a lejanas concentraciones y participo en raid moteros. Cuando en la entonces provincia de Madrid, el número de motoclubs podía ser contado con los dedos de una mano, fundo uno y organizamos distintas competiciones, tanto de trial como de Enduro.
Finalmente adquiero la primera motocicleta con motor de inyección que se comercializa en España, la BMW K-100. Fue en marzo del año 1984. El precio era algo elevado. Me costó un riñon y parte de otro. La pague con lo que gane trabajando como subdelegado de una empresa española en la Libia de Gadafi.
Se la compre a BMW Iberica, que entonces se encontraba en la plaza de la República Dominicana de Madrid (local ocupado por Honda cuando BMW se translado al edificio de la calle Oña. Y como por entonces no era español, se matriculó con matrícula turística y la pagué, en dólares USA, al contado.
Llegaron dos, una RS Azul plateado que me había correspondido a mí y, una básica, en color rojo, que era para Bertín Osborne. Yo, que acababa de dejar el mundo de la competición enduro, no me gusto la RS con su manillar sport y su carenado, total que hice cambiar el kit de la mia, por la básica en color rojo.
Una vez cambiado el kit, y como el vehículo venía 'rebosante de gasolina', lo primero fue ir a la gasolinera de PIO XII para echar gasolina. Cual fue mi sorpresa cuando me di cuenta que la llave no valia para abrir el tapón del depósito y, es que, al cambiar el kit se habían olvidado de cambiar el tapón del depósito.
Vuelta a BMW Ibérica, cambiar tapón y vuelta a gasolinera.
Y ahora lo pienso. Puesto que mi moto la había pagado al contado, es decir, había pagado una RS, le regale la diferencia de coste entre la RS y la Básica a Bertín Osborne.
Bien, en la nave de la calle Levante 15 (Poligóno Industrial Nuestra Señora de los Ángeles), 34004 - Palencia, en la que por el interés de una cosa que, deja a un nazi a la altura del betún (confusión de la realidad) he vivido sin cumplir con las mínimas condiciones de habitabilidad, la arranqué, en cuanto pude ir después de tres meses de confinamiento, el dia 30 de junio de 2020, más de 36 años después de haberla adquirido, años en que siempre ha estado bajo mi cuidado y mantenimiento, y arrancó a la primera.
Después que pasó, pues que esa cosa, que aparece como representante único de una empresa inactiva, y que sólo posee como activo la susodicha nave mintió cual bellaco (es un mentiroso convulsivo). El la jodió como todo en lo que se relaciona cual caballo de Atila. Yo, moriré como todo el mundo pero, lo hare con mi dignidad integra, el no.