Va montando la 'amoto' cuando en dirección contraria una mujer, que conduce su vehículo, aminora la velocidad y le grita:
"¡Cerdo!".
Obviamente el motero no se puede quedar callado y la responde:
"¡MUUUUUUUUUULAAAAAAAA!".
Pero en mitad de la siguiente curva, el motero se encuentra con un gran puerco 'estacionado' en mitad de la carretera. Después de un 'sincronizado' deslizamiento de la 'burra', el 'cielo de la boca' del motero 'saborea' el insipido 'gustillo' del 'desaborido' asfalto (vamos, que se dio una 'leshe').
Moraleja: Los hombres nunca logran comprender lo que las mujeres tratan de decirles.