Un hombre entra en un bar de moteros, pide una copa y se va hacía una mesa a sentarse. Cuando está sentado y mirando fijamente a la copa, entra un motero con cara de pocos amigos. Se acerca al hombre, toma su copa y se la bebe. Después dice:
"¿Qué vas a hacer al respecto, eh?".
Entonces, repentinamente, el hombre rompe a llorar. El motero sorprendido exclama:
"Dios mío, no hay nada que odie más que ver llorar a un adulto. ¿Por qué diablos estás lloriqueando?"
Mientras sigue sollozando, el hombre comienza a contar:
"Bueno, primero, llegué tarde al trabajo. Cuando llegué, mi jefe me llamó y me despidió. Salí al estacionamiento para irme, pero descubrí que me habían robado la 'burra', así que llamé a un taxi para que me llevara a casa. Sin embargo, después de dejar el taxi me di cuenta de que había dejado en él la cartera, el móvil y las llaves de casa. Cogí la llave que tenemos escondida debajo del felpudo y abrí Al entrar me encontré a mi esposa engañándome con el vecino. Después de todo eso, reuní el valor necesario y vine aquí para acabar con todo. Pedí una copa, me senté y le eche a la copa una pastilla venenosa. Se acababa de disolver cuando entraste tú y te la bebistes. Pero ya está bien de hablar de mí y hablemos de ti. ¿Qué tal te ha ido el día?"