Era un hermoso día de sol brillante cuando un motero católico decidió saltarse el precepto del domingo para ir a montar en su 'burra' por las montañas.
Mientras recorría una de las amplias curvas, vio un enorme oso gris en medio de la carretera. Hizo una maniobra para no encontrarse con él y solo lo rozó. La moto perdió tracción debido a la grava suelta en el lado de la carretera y patinó. La 'burra' comenzó a caer por el lado de la montaña con el oso enojado persiguiéndola.
Finalmente, la 'burra' se detuvo después de chocar contra una roca y el motero aterrizó con fuerza contra un árbol gigante rompiéndole ambas piernas.
Cuando el oso se acercó, el motero gritó desesperado:
"Señor, perdón por lo que he hecho. ¡Por favor, perdóname y sálvame! Señor, que el oso sea cristiano".
De repente, las nubes se separaron y un rayo de luz cayó sobre el oso. El oso patinó hasta detenerse a los pies del motero, cayó de rodillas, juntó las patas y dijo:
"Señor, bendice este alimento que estoy a punto de recibir".