Iba tranquilamente dando un paseo con la 'burra' por una carretera de montaña cuando repentinamente aparece un gorrión. El motero no puede esquivarle y le golpea. Mientras mira por el espejo retrovisor, ve al gorrión tirado en el asfalto.
Siendo el tipo de hombre que es, se detiene, recoge el gorrión, se lo lleva a su casa y lo coloca en una jaula, aún en coma.
Cuando el gorrión se despierta a la mañana siguiente, mira a través de los barrotes de la jaula y dice:
"Mierda, debo haber matado al motorista".