Un motero borracho recorre la ciudad y la burra se balancea por las calles.
Un policía lo detiene y le dice al motociclista:
"¿Dónde ha estado?"
"He estado en el bar", dice el motorista.
"Bueno", dice el policía, "parece que ha tomado unas cuantas copas".
"Lo he hecho todo bien", dice el motero con una sonrisa.
"¿Sabía usted" dice el policía, "que en unas pocas intersecciones atrás, la acompañante se ha caido de la moto?"
"¡Oh, gracias a Dios!" suspira el motero. "¡Por un momento pensé que me había quedado sordo!".